Foros de la Plataforma por una Vivienda Digna

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Todo podría formar parte de una gran conspiración:

La especulación inmobiliaria evita que los jóvenes no acomodados puedan comprar pisos. El mercado laboral, a su vez, abusa de los trabajadores nacionales sin gran experiencia, porque sabe que son parásitos de su familia (cosa que no sucede con los extranjeros). Sin embargo, como no disponen de recursos propios ni los necesitan mientras no vivan por su cuenta, cualquier sueldo les encaja. Forma parte del engranaje de la sopa boba, cuyo principal beneficiario es la patronal.

Si los jóvenes estuviesen emancipados, habría que subirles el sueldo y mejorarles el contrato, porque de lo contrario no iban a poder vivir. Ahora bien, el día en que los pisos bajen sensiblemente de precio, los contratos tendrán que convertirse en indefinidos. Ya que, si caen los precios de las viviendas y no mejoran los contratos, se va a producir una crisis social sin precedentes, con un descenso en picado del nivel de vida.

En resumen, la especulación inmobiliaria mantiene nuestro estatus de parásitos y los privilegios generacionales. Empobrece a las familias, pero -paradójicamente- hace que haya menos familias pobres, porque evita su disgregación.
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