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Herrera se confiesa: “Sí, he conocido al Pocero”

@Redacción - 19/09/2007

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“Sí, lo confieso, he conocido al Pocero”, dice el periodista Carlos Herrera en una columna de opinión en la que explica por qué ha pasado parte de sus vacaciones en Mallorca a bordo de los discretos medios de transporte de Francisco Hernando, el famoso constructor de Seseña, tal y como publicó este diario el pasado mes de agosto.

“Si uno es visto, por ejemplo, con el Pocero, un puñado de nerviosos gacetilleros llegan a la excitación cibernética y comienzan a trazar un mapa genoma de conexiones entre la prensa y la política del que muy pocos quedan excluidos”, escribe Herrera. Pues bien, según el periodista, la razón por la que se ha acercado a tamaño personaje de actualidad es “porque me despierta una curiosidad casi antropológica alguien que partiendo de la nada absoluta, pero absoluta absoluta, que no sabe escribir, según confesión propia, que ha pasado hambre heredada y que ha jalonado su vida de alguna que otra adversidad, ha llegado a convertirse en un poderoso empresario apabullantemente rico”.

Después de pormenorizar la atracción que ha sentido por el magnate de los ladrillos, Carlos Herrera arremete contra quienes critican a ese dechado de virtudes apodado El Pocero: “Hernando despierta los habituales recelos clasistas de la España más tradicional, que es la que se tiene por moderna: no importa que Botín tenga barco porque Botín lo ha tenido siempre, independientemente de lo buen empresario y banquero que haya sido y sea, pero que lo tenga y no lo esconda un sujeto que vivió en una casa de techo de uralita y paredes de adobe ya levanta otras sospechas”.

Lo bueno que tiene acercarse a los ‘poderosos’ es que luego permite soltar exclusivas de calado: “Pues que afilen los lápices porque se está construyendo uno aún más grande que no va a caber en el puerto de Mallorca”, asegura Herrera. Y sigue arremetiendo contra quienes prejuzgan a Hernando: “A las sospechas hay que sumarle otra tradición irrenunciable del suelo patrio: podrás tener aviones y lanchas, pero siempre serás un ordinario y nos pasaremos la vida recordándote que no tienes clase alguna y que seguro que comes el caviar con los dedos”.

Para Herrera, el único error del “creador de una urbanización de pisos y servicios del tamaño de un nuevo barrio de capital de provincia” es “dejar la iniciativa mediática a aquellos que quieren difundir la especie de que El Quinto [se debe de referir a El Quiñón de Seseña] es una irregularidad lindante con la ilegalidad. Los que sostienen esas teorías deberán hacer frente a una realidad incuestionable: los que han comprado viviendas y han abierto ya las puertas para instalarse están encantados de que les haya costado lo que les ha costado, de que estén acabadas como lo están y de que tengan Madrid a unos treinta kilómetros”.

“Lo importante es que un sujeto surgido de la miseria pueda crear riqueza gracias a su audacia o a su suerte o a su inventiva y que pueda seguir creando puestos de trabajo desde la legalidad”, finaliza. Eso sí, Carlos Herrera parece ignorar que de las 13.508 viviendas previstas sólo cuenta con 5.000 licencias de edificabilidad, 2.000 de primera ocupación y que sobre él pesa una condena de cuatro años de prisión menor por cuatro delitos contra la Hacienda pública.